Misterio

¿Para que escribo?  No escribo para mí, ni para nadie, solo escribo. Escribo porque si, porque no, escribo para encontrar algo perdido o descubrir algo nuevo, Escribo porque lo que yo vi nadie lo vio. Esa ola del mar, ese chimango inmóvil en el aire. Escribo porque no tengo nada que hacer, porque mi trabajo es aburrido, escribo porque hay cosas que no me animo a confesar. Lo hago porque a veces llueve y me dan ganas, o sale el sol y estoy con fiaca, porque me ofendí con el mundo, porque dejé de amar y porque volví a amar. Lo hago porque me hace sentir mejor, más sensible, inteligente, (eso se me pasa cuando me leo). Lo hago para saber, para ocultar, para que ella me diga que me ama. Para tener una excusa y beber. Para que me lean. Escribo, y cuando no escribo, me siento mal. Me da culpa, me palpita el corazón, me rompe las pelotas, me aburro, me siento vulgar y me enojo con todo y no lavo los platos, ni cocino y me doy cuenta que tengo que volver a escribir para que se baje la presión, y volver a sentirme mejor. Sentirme mejor escribiendo, sentado solo frente a la máquina, lejos de todo, de todos. Iluminado por la pantalla, encorvado y con dolor de espalda, mientras duerme mi mujer, mi hijo y yo me preguntándome: ¿por qué no me voy a dormir con ella y dejo esta actividad absurda para mañana?

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